Castilla y León

La gastronomía de la región es muy variada. Los platos más conocidos son los asados de cordero y el cochinillo, junto a la sopa de ajo y la sopa castellana. Pero también lo es la carne de ternera de Ávila, el cerdo ibérico de Salamanca -jamón y chorizo- y los embutidos de las zonas altas de León, elaborados con carne de cerdo y de vaca. La caza ofrece abundantes platos: codornices estofadas, perdices en escabeche, conejos, jabalíes y corzos. La mantequilla de Soria, la olla podrida burgalesa, la chanfaina de Salamanca o el cocido maragato son otras muestras de su cocina. Las legumbres constituyen un componente importante en la alimentación de los pueblos de la comunidad. Los quesos -el fresco de Burgos, el zamorano o el de Valladolid- y los dulces -las mantecadas de Astorga, las yemas de Santa Teresa en Ávila, los empiñonados de Aranda del Duero y las almendras garrapiñadas de Salamanca- son también destacadas manifestaciones de su arte culinario.

Su vitalidad vinícola hace que sus caldos salgan a los mercados nacionales e internacionales y compitan con los de otras regiones de más tradición. Cuatro son las denominaciones de origen de mayor calidad: el Vega Sicilia en la Ribera del Duero, los amontillados y los vinos blancos de alta graduación de Rueda, los vinos rosados de Cigales y los vinos de Toro.